CAMPEONATO NACIONAL DE ARTES MARCIALES CHINAS
UNIONWUSHU 2013
EN LA LOCALIDAD MALAGUEÑA DE SAN PEDRO ALCANTARA (MARBELLA)
29-30 DE JUNIO DE 2013
DISFRUTAREMOS DE UN GRAN ESPACTACULO COMO EDICIONES ANTERIORES.
ACERCA DE
lunes, 10 de junio de 2013
domingo, 9 de junio de 2013
CAMPEONATO DE ANDALUCIA UNIONWUSHU 2013 FERNAN-NUÑEZ (CORDOBA)
ARTICULO ESCRITO POR NUESTRO COMPAÑERO FRANCISCO JOSE SORIANO TEJEIRÓ:
Un año más, la cita regional de nuestra asociación en Andalucía ha mantenido el listón a la altura a la que nos tiene acostumbrados. Esta año quizá aún más por celebrarse en el pueblo qué más ha trabajado por la difusión de las artes marciales chinas en Andalucía. Hemos presenciado un gran espectáculo de exhibiciones, muy buenos trabajos de estilo y con una brillante participación de todos los clubes que acudieron al evento.
La labor desinteresada de más de 30 personas que participan en la organización por verdadero amor al arte y una conciencia colectiva de organización que mejora año tras año, permitiendo que se administren en apenas una mañana cientos de pruebas individuales y grupales, dan una muestra inequívoca de lo que significa todo esto.El Wu Shu o Kung Fu en España ha sido muy mal gestionado hasta ahora. Por una parte, las federaciones japonesas han luchado por hacerse con el volumen de licencias que supone nuestro colectivo sin corresponder, en su justa proporción, con el apoyo necesario para la creación de una organización nacional exclusiva de artes marciales chinas. Los intereses federativos no fluctúan en la dirección de los intereses de los artistas marciales que no aspiran a ser políticos deportivos de primer orden o deportistas de élite subvencionados con una edad útil no superior a los 30 años. El Kung Fu es una práctica para toda la vida.
Los egos de algunos personajes que han querido representar dictatorialmente al colectivo, creando organizaciones unipersonales basadas en la venta de titulaciones sin más utilidad que el enriquecimiento personal de sus promotores, tampoco han ayudado a que podamos disfrutar en nuestro país hasta ahora de una organización seria y dedicada a la difusión, enseñanza y mantenimiento de esta herencia cultural.
Unionwushu representa el otro lado de la moneda. Una unión de clubes de artes marciales chinas trabajando al unísono, de forma organizada, cooperativa, representativa, desde el corazón y el coraje de lo que esto supone en España, para que nuestros alumnos y afines dispongan de una estructura que les permita desarrollar sus estilos en un ámbito seguro, de promoción y difusión, justo y respetuoso con la gran variedad de estilos cobijados bajo la denominación de Kung Fu o Wu Shu. Recordemos que estos nombres no son marcas, son definiciones utilizadas en china para referirse a lo que hacemos en nuestras escuelas cada día.
En Andalucía se sentaron hace ya tiempo las bases de esta idea, se juzgaron necesarias las acciones de promover un ámbito que nos permitiera existir al margen de la locura federo/deportiva en la que se está convirtiendo esta cultura marcial relegada, por desgracia, a una élite de profesionales en muchos otros países.
El Kung Fu no es un producto, no es una gimnasia deportiva exclusiva para atletas de alta competición, no es un reflejo de lo que aparece en las películas. El Kung Fu es una visión de la vida y del conflicto en un marco de propuestas para poder navegar por ella en paz y con autocontrol, con justicia y con valores humanos por encima de los valores económicos o de poder. Todo esto no puede «enmarcarse», no puede señalarse como un anacronismo generalizado porque es mucho más que todo eso.
Las artes marciales chinas tradicionales son una propuesta de convivencia, de respeto ante el conocimiento de la vida de los más mayores, de comprensión de la justicia de no valorar a las personas por lo que tienen ni por lo que nos pueden aportar, tan sólo respetar la vida por la vida, la amistad por la amistad, la pasión por la pasión…
Esto en realidad son las artes marciales, una pasión compartida que puede aportar mucho a nuestro sentido vital felíz. Un ejercicio del cuerpo, la mente y el espíritu unificados en un mensaje trascendente en el tiempo y en las culturas. Una prueba inequívoca de que la seguridad ante la vida nace en primer lugar de la seguridad en uno mismo. Esto es lo que desde Unionwushu se pretende fomentar.
En estos campeonatos vemos a niños y niñas con 5 y 6 años ponerse en solitario frente a mil espectadores y desarrollar su forma sin titubeos, sin nervios, con seguridad, mostrando el resultado de su trabajo día a día en la escuela.
En esta prueba podemos ver con claridad como nuestros infantes asumen la responsabilidad de su victoria o su virtual derrota. Podemos ver cómo se animan unos a otros y cómo se sienten parte de un todo común que les apasiona y les divierte. Quizá por esto en China se entienden las artes marciales como una gran familia que constituye un núcleo moral sólido, como sociedad y como cultura. Somos muchos, cada año más y con las energías de participación y trabajo cada vez más renovadas. La madurez de nuestro colectivo comienza ya a dar sus frutos viendo el trabajo que estos alumnos desarrollan en un entorno competitivo sano y participativo, de gran calidad técnica y con una organización de desarrollo que muchos «deportes» desearían tener.
Desde nuestro club queremos agradecer al Ayuntamiento de Fernán Núñez su apoyo incondicional a todo lo que hemos relatado, a los clubes de Córdoba que son un ejemplo de unidad y de colaboración en el ámbito de nuestras disciplinas, a los clubes de Andalucía que luchan día a día, pese a las crisis que estamos sufriendo, por mantener a flote nuestra herencia cultural. A Unionwushu en su conjunto por ser el único referente que presenta todas estas características sin personajes que pretendan ser más que nadie, sin más objetivos que los comunes y con una entrega absoluta para que cada año, cada vez más, estos eventos aporten un poco más de felicidad e ilusión a todos los que practicamos el Kung Fu y a la gran familia que rodea a todo esto. Este es el eco más importante que queremos mantener, el espíritu de gratitud por todo lo que recibimos día a día de este maravilloso arte.
Un año más, la cita regional de nuestra asociación en Andalucía ha mantenido el listón a la altura a la que nos tiene acostumbrados. Esta año quizá aún más por celebrarse en el pueblo qué más ha trabajado por la difusión de las artes marciales chinas en Andalucía. Hemos presenciado un gran espectáculo de exhibiciones, muy buenos trabajos de estilo y con una brillante participación de todos los clubes que acudieron al evento.
La labor desinteresada de más de 30 personas que participan en la organización por verdadero amor al arte y una conciencia colectiva de organización que mejora año tras año, permitiendo que se administren en apenas una mañana cientos de pruebas individuales y grupales, dan una muestra inequívoca de lo que significa todo esto.El Wu Shu o Kung Fu en España ha sido muy mal gestionado hasta ahora. Por una parte, las federaciones japonesas han luchado por hacerse con el volumen de licencias que supone nuestro colectivo sin corresponder, en su justa proporción, con el apoyo necesario para la creación de una organización nacional exclusiva de artes marciales chinas. Los intereses federativos no fluctúan en la dirección de los intereses de los artistas marciales que no aspiran a ser políticos deportivos de primer orden o deportistas de élite subvencionados con una edad útil no superior a los 30 años. El Kung Fu es una práctica para toda la vida.
Los egos de algunos personajes que han querido representar dictatorialmente al colectivo, creando organizaciones unipersonales basadas en la venta de titulaciones sin más utilidad que el enriquecimiento personal de sus promotores, tampoco han ayudado a que podamos disfrutar en nuestro país hasta ahora de una organización seria y dedicada a la difusión, enseñanza y mantenimiento de esta herencia cultural.
Unionwushu representa el otro lado de la moneda. Una unión de clubes de artes marciales chinas trabajando al unísono, de forma organizada, cooperativa, representativa, desde el corazón y el coraje de lo que esto supone en España, para que nuestros alumnos y afines dispongan de una estructura que les permita desarrollar sus estilos en un ámbito seguro, de promoción y difusión, justo y respetuoso con la gran variedad de estilos cobijados bajo la denominación de Kung Fu o Wu Shu. Recordemos que estos nombres no son marcas, son definiciones utilizadas en china para referirse a lo que hacemos en nuestras escuelas cada día.
En Andalucía se sentaron hace ya tiempo las bases de esta idea, se juzgaron necesarias las acciones de promover un ámbito que nos permitiera existir al margen de la locura federo/deportiva en la que se está convirtiendo esta cultura marcial relegada, por desgracia, a una élite de profesionales en muchos otros países.
El Kung Fu no es un producto, no es una gimnasia deportiva exclusiva para atletas de alta competición, no es un reflejo de lo que aparece en las películas. El Kung Fu es una visión de la vida y del conflicto en un marco de propuestas para poder navegar por ella en paz y con autocontrol, con justicia y con valores humanos por encima de los valores económicos o de poder. Todo esto no puede «enmarcarse», no puede señalarse como un anacronismo generalizado porque es mucho más que todo eso.
Las artes marciales chinas tradicionales son una propuesta de convivencia, de respeto ante el conocimiento de la vida de los más mayores, de comprensión de la justicia de no valorar a las personas por lo que tienen ni por lo que nos pueden aportar, tan sólo respetar la vida por la vida, la amistad por la amistad, la pasión por la pasión…
Esto en realidad son las artes marciales, una pasión compartida que puede aportar mucho a nuestro sentido vital felíz. Un ejercicio del cuerpo, la mente y el espíritu unificados en un mensaje trascendente en el tiempo y en las culturas. Una prueba inequívoca de que la seguridad ante la vida nace en primer lugar de la seguridad en uno mismo. Esto es lo que desde Unionwushu se pretende fomentar.
En estos campeonatos vemos a niños y niñas con 5 y 6 años ponerse en solitario frente a mil espectadores y desarrollar su forma sin titubeos, sin nervios, con seguridad, mostrando el resultado de su trabajo día a día en la escuela.
En esta prueba podemos ver con claridad como nuestros infantes asumen la responsabilidad de su victoria o su virtual derrota. Podemos ver cómo se animan unos a otros y cómo se sienten parte de un todo común que les apasiona y les divierte. Quizá por esto en China se entienden las artes marciales como una gran familia que constituye un núcleo moral sólido, como sociedad y como cultura. Somos muchos, cada año más y con las energías de participación y trabajo cada vez más renovadas. La madurez de nuestro colectivo comienza ya a dar sus frutos viendo el trabajo que estos alumnos desarrollan en un entorno competitivo sano y participativo, de gran calidad técnica y con una organización de desarrollo que muchos «deportes» desearían tener.
Desde nuestro club queremos agradecer al Ayuntamiento de Fernán Núñez su apoyo incondicional a todo lo que hemos relatado, a los clubes de Córdoba que son un ejemplo de unidad y de colaboración en el ámbito de nuestras disciplinas, a los clubes de Andalucía que luchan día a día, pese a las crisis que estamos sufriendo, por mantener a flote nuestra herencia cultural. A Unionwushu en su conjunto por ser el único referente que presenta todas estas características sin personajes que pretendan ser más que nadie, sin más objetivos que los comunes y con una entrega absoluta para que cada año, cada vez más, estos eventos aporten un poco más de felicidad e ilusión a todos los que practicamos el Kung Fu y a la gran familia que rodea a todo esto. Este es el eco más importante que queremos mantener, el espíritu de gratitud por todo lo que recibimos día a día de este maravilloso arte.
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martes, 4 de junio de 2013
Luto Marcial
No faltan noticias sorprendentes
que nos vapuleen a diario. Cualquier lugar del mundo es bueno para que ocurra
algo inverosímil que nos sobrecoja o que nos saque de nuestro limbo particular
de equilibrio y evolución.
La noticia de que un monje de
Shaolín de Bilbao ha torturado y asesinado supuestamente a otras personas no
solo es sobrecogedora, sino que es realmente una verdadera catástrofe para una
sociedad cada vez más carente de referencias evolutivas coherentes.
Nuestro nivel de crisis se
encuentra ya en máximos históricos, pero no me refiero únicamente a la crisis
económica. Estamos en una crisis profunda de valores, precisamente de los
valores que los instructores de artes marciales queremos consolidar como eje de
convivencia humana y como fundamento para una sociedad pacífica y autocontrolada.
Este personaje perdió la cabeza y
el alma en un camino equivocado, su camino no era el camino de un artista
marcial. Para aquellos que estamos al pie del cañón en esta difícil vía no nos
cabe la más mínima duda. La vía de las artes marciales no son rituales llenos
de collares en los que nos afeitamos la cabeza y quemamos incienso en un altar
de dioses ajenos. No vestimos hábitos monásticos para desarrollar nuestro arte.
Buscamos fundamentalmente el
equilibrio, el autocontrol, la gestión positiva de las energías nefastas de la
violencia y la incoherencia vital. Para un artista marcial, despertarse cada
día es un milagro y un regalo del cielo al que debe responder con la máxima
apuesta por la vida, por las personas y por la convivencia en paz.
Es fácil banalizar nuestro camino
reflejándolo en tantas y tantas películas cuyos personajes no buscan en
realidad estos objetivos. Todos somos un poco culpables de endiosar a los
personajes de estas películas, de quedarnos con el modelo de protagonista
espiritual, implacable, musculado y vengativo que subyuga a todos los que
intentan doblegarlo. La mayor parte del cine de artes marciales se centra en
aspectos tan negativos como la venganza, la competitividad, la invencibilidad o
el dominio guerrero de unos sobre otros. Un desastre que fundamenta, por
desgracia, el interés de algunos por estos antiguos métodos de crecimiento
personal y autodefensa.
Pero no nos equivoquemos, este
individuo no ha cometido estas atrocidades por ser un monje de Shaolín
desvariado o un artista marcial al que su camino le hizo enloquecer. Este
personaje se perdió nada más empezar. Comenzó equivocándose en la primera curva
del camino en la que se cayó en la cuneta del ego, el endiosamiento y la
monástica locura incoherente de quien ha nacido en una población occidental del
siglo XX, ya XXI, y cree que sigue viajando en el tiempo a través de su disfraz
de monje occidental.
Realmente este hombre no puede
ser una vergüenza para el colectivo con el que él ha pretendido identificarse,
precisamente porque no tiene nada que ver realmente con él. Estamos ante una
perversión humana monstruosa capaz de torturar a una persona hasta la muerte
¿Qué tiene esto que ver con las artes marciales?
Si alguien tiene dudas al
respecto baste señalar que en España no somos unos cuantos practicantes de
artes marciales, somos cientos de miles que diariamente acudimos a nuestras
salas de entrenamiento a mejorarnos como personas. Acudimos a una cita obligada
con nuestra responsabilidad de evolucionar hacia la mejor versión posible de
nosotros mismos, con determinación, esfuerzo y paciencia. No nos pavoneamos, no
representamos un papel anacrónico que convenza a todos los sedientos de
películas y de historias de otro mundo. La realidad es mucho más cruda.
La realidad de la práctica es
encontrar el tiempo para integrarla en una vida llena de obligaciones
laborales, familiares y sociales. Es conseguir pagar la cuota del gimnasio pese
a estar en el paro o, para el caso de los profesores, explicar en tu casa por
qué este mes tienes menos alumnos y no hay dinero para ningún extra o incluso
para lo imprescindible, aunque seguimos luchando por fomentar estos valores
fundamentales de lo que entendemos como humanidad.
En este país el camino del
artista marcial es mucho más complejo de lo que parece. Como para tantas otras,
no hay ninguna ayuda pública real para esta actividad profesional. Sometidos a
las mismas presiones económicas que cualquier otro autónomo, nos enfrentamos a
ofertas laborales indignas que ofrecen duros a tres pesetas, sin tener en
cuenta la trayectoria profesional que hay detrás de los que nos dedicamos a
esto.
Realmente, personajes nefastos
como este son los que tienen acceso a los canales de televisión, editan vídeos
de gran popularidad, realizan cursos masivos atestados de acólitos que buscan
una iluminación barata (o cara) y rápida. Estos son los que, llamándose a sí
mismos artistas marciales, triunfan económicamente en nuestro país y se señalan
a sí mismos como referentes de esta vía. Estos que seguramente no saben lo que
es limpiar la sala de entrenamiento, hacer encajes de bolillos con las facturas
pendientes para poder mantener la sala abierta, trasnochar preparando clases
para que los alumnos no pierdan la ilusión y reciban la información de la forma
más amena, práctica e inteligible posible, o dar clases para 10 o 4 o 1 si se
da el caso, poniendo siempre lo mejor de nuestro corazón y nuestra
profesionalidad en dicha acción.
Quizá un artista marcial real no
vende tanto. Se muestra con una verdadera humildad que la masa estima sin
interés. Presenta una única y verdadera ambición, progresar en su arte y en la
difusión de aquello que le ha sido legado para que juntos podamos enfrentarnos
a los retos de la vida. No utiliza poses ni frases rimbombantes. Trabaja duro
día a día para poder vivir de su actividad docente en una profesión cada vez
más castigada. La humildad, la honestidad, el honor, la colaboración, el
respeto y otros muchos valores intrínsecos al eco de nuestra tradición,
simplemente no venden tanto como un mono vestido de seda.
Hoy es un día de luto por varios
motivos. El primero e insoportable es porque unos seres humanos han sufrido el
desequilibrio y la perversión de una persona innombrable. También, porque en el
habitual ejercicio de hacer pagar a justos por pecadores, todos los artistas
marciales nos llevaremos una gota de esa sangre que seguramente, de haberlo
podido evitar, lo habríamos hecho incluso con la nuestra propia, ese es
realmente nuestro camino. Defender al débil, representar la justicia y la
sabiduría desapareciendo uno mismo si hace falta, en nuestra práctica lo
denominamos Wu wo, sin ego.
Pero en esta ocasión hemos
llevado rasca todos, budistas, gimnasios y artistas marciales. Tendremos todos
y todas que reflexionar sobre el mundo que estamos propiciando, que permite que
se aplauda a este tipo de personajes relevantes
en la esfera de los medios de comunicación para después, cuando aparece su
vergüenza insoportable, compartir lo amargo con los demás que antes
mediáticamente ni existían.
Es fundamental que la justicia
funcione y ponga las cosas en su lugar en el ámbito de la legalidad con
contundencia y efectividad. También es fundamental que nuestra sociedad haga un
ejercicio de madurez y justicia y no permita el linchamiento de nuestro
colectivo por una acción que no nos pertenece y que condenamos con todas
nuestras fuerzas.
Francisco J. Soriano
Delegado de Unionwushu en Málaga
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